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CRONICAS DE UN MUNDO EN CONFLICTO
Información y educación para un desarrollo sustentable.

El consumo de alcohol y el riesgo de accidentes de tráfico.

 
Cada día en el mundo más de 1000 jóvenes pierden la vida en accidentes de tráfico. Si estás interesado en saber y conocer la causas (y el modo de evitarlo) y las consecuencias civiles y penales que pueden derivar de un accidente de coche con positivo en alcoholemia, ya sea como damnificado o directamente como responsable tal vez te interesen algunas de las cifras de este articulo.
 
Menos del 1,5% de las muertes anuales que se producen en el conjunto tienen lugar en la carretera, pero entre los 18 y los 24 años esta proporción se eleva a más del 40%, constituyendo con mucho la primera causa de muerte en este grupo de edad.
 

La consecuencia de comportamientos humanos incorrectos.


La OMS Europa señala que la gran mayoría de los accidentes graves y mortales se deben a una serie de comportamientos humanos incorrectos, que pueden resumirse en: velocidad excesiva, conducción distraída y peligrosa, no usar el casco o el cinturón de seguridad, y consumo de alcohol y drogas. Un reciente estudio epidemiológico de la Comisión Europea ha calculado que el 30% de las muertes en carretera y el 50% de los accidentes no mortales están relacionados con el consumo de alcohol.
 
Desgraciadamente, a pesar de las numerosas campañas de información sobre los efectos del consumo de alcohol y drogas, las consecuencias de estos comportamientos sobre la capacidad de conducción no parecen ser todavía ampliamente conocidas.
 

¿Cuál es la importancia de la concentración de alcohol en la sangre?

 

La tasa de alcoholemia expresa la concentración de alcohol etílico en la sangre, y representa una prueba sencilla, rápida y muy precisa. Suele expresarse en gramos por litro de sangre (g/L) o, lo que es lo mismo, en miligramos por decilitro (mg/dL); para entendernos, el límite legal para conducir es de 0,5 g/L o 50 mg/dL.
 

El riesgo o posibilidad de sufrir un accidente.

 

El riesgo de sufrir un accidente de tráfico aumenta drásticamente a medida que se eleva la tasa de alcohol en sangre: si consideramos que el riesgo de un conductor sobrio es "1", el riesgo se eleva a "380" cuando la tasa de alcohol en sangre es igual o superior a 1,5 g/L: en la práctica, un accidente ya no es sólo muy probable, sino casi seguro.
 
Incluso con valores entre 0,5 y 0,9 g/L el riesgo es 11 veces mayor. Incluso con un nivel de alcohol que da lugar a una tasa de alcoholemia inferior al límite legal de 0,5 g/L, el riesgo de sufrir un accidente grave aumenta de 1 a 1,4.
 
Debido a las diferencias metabólicas y fisiológicas entre los sexos masculino y femenino, las mujeres son más vulnerables al alcohol y alcanzan mayores niveles de alcohol en sangre con menores cantidades de alcohol consumidas y con mayor rapidez. Por lo tanto, 24 gramos de alcohol (según las correspondencias anteriores) suelen ser suficientes para que una mujer alcance el límite legal para conducir; para un hombre, el límite se alcanza por término medio con 36 gramos de alcohol.
 

Las curvas de absorción y eliminación del alcohol.

 

Si se ingieren cantidades sucesivas de alcohol a lo largo de un periodo de tiempo (por ejemplo, durante y después de una comida), cada curva de absorción y eliminación se suma y se solapa con la anterior, lo que da lugar a efectos acumulativos. Además de los valores de la tasa máxima de alcoholemia, entra en juego la diferente sensibilidad de las personas a esos valores y, sobre todo, a la velocidad con la que aumentan.
 
La tasa de alcoholemia alcanzada, además, está influida por toda una serie de variables, entre las que destacan principalmente:
 
  • Tiempo de asunción: cuanto más corto sea, mayor será el pico de alcoholemia.
  • Fármacos: muchos (en particular los analgésicos y los tranquilizantes) aumentan los efectos negativos del alcohol.
  • Peso corporal: con la misma cantidad tomada, las personas que pesan más tienden a tener una mayor dilución del alcohol tomado.
  • Ingesta de alimentos: retrasa la absorción del alcohol en la sangre. Mientras que con el estómago vacío el pico se alcanza tras sólo 15-20 minutos, con el estómago lleno puede tardar hasta 30-60 minutos.
  • Contenido de alcohol: cuanto más alto sea el contenido de alcohol, más rápidos serán los efectos negativos del alcohol, dado el mismo tiempo de ingestión. Además, el dióxido de carbono que contienen algunas bebidas alcohólicas (por ejemplo, los vinos espumosos) aumenta la velocidad de absorción del alcohol.
  • Enfermedades: diversas patologías interfieren en la absorción y eliminación del alcohol; en particular, quienes tienen problemas hepáticos tienden a tener una tasa de alcohol más alta que una persona sana. Esto no se debe a cambios en la absorción, sino en la eliminación, ya que el alcohol es metabolizado y eliminado por el hígado.
  • Las alteraciones de las funciones psíquicas y sensoriales, relevantes para la conducción, pueden desencadenarse en valores distintos de la media: hay personas que se emborrachan más fácilmente que otras, y esta variabilidad de reacciones no siempre depende del hábito o la habituación al consumo de alcohol.
 

Accidentes de tráfico y consumo de drogas

 

Igualmente importante es la correlación entre los accidentes de tráfico y el consumo de drogas. El consumo de drogas se ha convertido en un problema social que afecta a diferentes sectores de la población.
 
En la actualidad se sabe que las sustancias psicoactivas influyen en el rendimiento de la conducción por sus efectos psicolépticos (deprimen el sistema nervioso central), psicoanalépticos (estimulan el sistema nervioso central) o psicodislécticos (distorsionan la percepción).
 
Por lo tanto, la atención, la concentración y la respuesta a los estímulos se modifican, a veces se reducen, a veces se exageran debido a una confianza excesiva en las propias capacidades o a un aumento de la agresividad y de la subestimación del riesgo.
 
Las sustancias psicotrópicas (anfetaminas, heroína, cannabis, cocaína, sustancias de síntesis...) interactúan con el alcohol, determinando una potenciación recíproca de los efectos negativos, con importantes alteraciones de la atención y la percepción, aún más relevantes en una situación de fatiga, estrés y falta de sueño.
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