Jasy Pora, comunidad guarani mbya de puertas abiertas
Jasy Porá cuenta con su propia feria artesanal estable, organiza caminatas por la selva virgen y se conoce una escuela intercultural.
En los alrededores de Puerto Iguazú aún perdura una hermandad guaraní que vive en comunidad y siguiendo la forma de vida heredada de sus mayores.
Desde hace un tiempo la aldea mbya Jasy Porá se puede visitar a fin de comprender mejor sus creencias, su relación con la naturaleza y sus ritos, en los cuales veneran a Ñanderu, su creador.
En los alrededores de Puerto Iguazú aún perdura una hermandad guaraní que vive en comunidad y siguiendo la forma de vida heredada de sus mayores.
Desde hace un tiempo la aldea mbya Jasy Porá se puede visitar a fin de comprender mejor sus creencias, su relación con la naturaleza y sus ritos, en los cuales veneran a Ñanderu, su creador.
Para ello, nos acercamos hasta un predio ubicado en la selva Yriapú, en cuyo interior encontramos esta reserva aborigen. Nos recibió uno de sus representantes y nos guió por un sendero hasta un monte paranaense de especies nativas.
Mientras, fue desgranando historias y leyendas de su tribu escuchadas a sus mayores y transmitidas a las nuevas generaciones; entre ellos, sus secretos de caza y estrategias milenarias de supervivencia. Hicimos algunas preguntas en cuanto a su relación con la tierra, el cielo y sus dioses; las respuestas fueron muy provechosas para nuestro criterio de hombre blanco.
Su propia feria artesanal estableSu propia feria artesanal estable Tallados con madera con figuras de animalesTallados con madera con figuras de animales Familias guaraníesFamilias guaraníes En el corazón del monte misioneroEn el corazón del monte misionero
La principal fuente de ingresos es la venta de artesanías, en especial las cestas tejidas con fibras vegetales. Realizan tallados con madera con figuras de animales, y collares y pulseras confeccionados con semillas.
Un grupo de niños nos ofreció varias canciones de su repertorio coral mientras hacía percusión con algunos instrumentos rudimentarios. Luego, acompañaron nuestra recorrida con alegría haciendo ellos mismos consultas sobre nuestro origen.
Tuvimos ocasión de probar sus comidas típicas, ricas en sabores. Agregamos gustos nuevos a nuestro paladar: conocimos el mbeyú y el reviro, dos platos que se basan en harinas de distinta procedencia, grasa, sal y el agregado de azúcar en el segundo de ellos.
Sentimos que las conversaciones con los miembros de estas familias guaraníes nos mostraron otro enfoque de vida, más natural, sencillo y sereno. Rescatamos su deseo de recobrar tradiciones y proteger su identidad e idioma. De alguna manera, todo ello fue un aprendizaje que no olvidaremos.